Desde el 2 de enero hasta mitad de febrero de 2013, realicé cien notas de facebook con lecturas de poesía publicada en el país desde los últimos días de 2011 hasta los primeros de 2013. La selección, que llevaba el mismo título que este blog, abarcó textos que aparecieron en papel y en blogs, tanto de poetas como de traductores de distintos lugares de la Argentina. Las que denominé "entregas de poesía" también incluyeron doce "yapitas": otras notas con videos y audios de lecturas de poesía en distintos tipos de experiencias.

En los últimos días de diciembre de 2013, decidí reunir todo ese material en este blog, más algunos agregados de libros que también se publicaron en 2012 y que no había llegado a incluir en la primera selección.

No hace falta aclarar que estos textos no agotan toda la poesía publicada durante ese año, pero intenta ser un aporte que muestre las variadas y valiosas poéticas que podemos leer actualmente en el país.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Entrega 89: 7 de febrero de 2013





Miguel Gaya (Ayacucho, pcia. de Bs. As.; vive en CABA), El alma y otros lugares, Ediciones en Danza, 2012.  














En el patio de un poeta menor


Ya pasaron por el cielo las aves
que migraron
al país feliz.
Ya los carros llevaron el grano
y se encendieron las fogatas
y en los campos vecinos
bailaron y brindaron
hasta que vino el día y
¿cuál fue tu cosecha
este año?

Ronda la casa un viento silencioso.
Algo que se lleva de puntillas
los papeles rotos y las cenizas
que dejaste en el patio.

Apenas un momento
algunos restos temblarán en los rincones
que los retuvieron y luego
nada serán
en el aire
se habrán ido.

Los sueños tuyos tienen el peso
de esas formas
que un momento apenas
se elevaron
y luego
como el sol de otoño en la ventana
no estuvieron más.

¿Y adónde te has ido
hoy?
¿Cuál fue tu cosecha?




El alma

El alma no transmigra: no existe.
El arte que practicas de visitarme a veces
en horas y situaciones inusitadas
y conversar conmigo
no es producto de almas en trance o viaje.
Pero yo voy contigo a cuestas
como si llevara un bebé ingrávido,
un leve acontecimiento del viento
entre las manos.
Y voy perorando ciego ante los reflejos del mundo,
solo para vos.
Y los gestos de tu entusiasmo por mí,
ese demorarse tuyo en mí,
no puedo menos que celebrarlos
con cierto escepticismo.
No sabemos, ni vos ni yo,
a qué obedecen tus apariciones,
o qué orden celeste o religioso o de células
tan ignotas como imposibles de determinar
ritman tu presencia a cualquier hora.
No me hables de almas, aunque no me hablas de ellas,
no me hables.
Conversemos, es todo, conversemos
con regularidad, en horas intempestivas,
de cualquier otra cosa,
cuando la experiencia dicta que no estás,
y te llevo conmigo
como si te estuviera abrigando o
quién sabe
convirtiéndote en alma mía,
de mí mismo,
enfundado en un largo gabán
para que no tengas frío.






No hay comentarios:

Publicar un comentario